La crisis económica que atraviesa Bolivia ha comenzado a reflejarse con crudeza en el sistema educativo. Solo en el departamento de La Paz, más de 18.000 estudiantes de secundaria han abandonado sus estudios en lo que va del año, según datos de la Federación de Educación Urbana y la Dirección Departamental de Educación.

El fenómeno, que representa una caída del 2,5% en la matrícula escolar respecto al año anterior, preocupa a docentes y autoridades educativas. José Luis Álvarez, delegado de la Federación, explicó que muchos adolescentes se ven obligados a dejar las aulas para trabajar y contribuir al sustento familiar. “Las familias enfrentan una disyuntiva diaria: o el joven sigue estudiando o sale a vender en las calles para comer”, afirmó.
Los datos oficiales muestran que en 2024 se registraron 729.949 estudiantes matriculados en el departamento, mientras que en 2025 la cifra cayó a 711.655. Aunque la disminución puede parecer moderada en términos porcentuales, representa una pérdida significativa de capital humano en formación.
La situación se agrava en zonas periurbanas y rurales, donde el acceso a oportunidades laborales informales es más inmediato que la posibilidad de continuar con una educación de calidad. “Estamos viendo a chicos de 14 o 15 años vendiendo dulces, cargando bultos o trabajando en ferias”, relató una profesora de El Alto.
El Ministerio de Educación aún no ha emitido un plan de contingencia específico para frenar la deserción, aunque se han anunciado programas de apoyo alimentario y becas escolares. Sin embargo, los educadores consideran que estas medidas son insuficientes frente a la magnitud del problema.