En medio de una creciente crisis económica, estilistas de la ciudad de La Paz reportan un aumento inusual en la cantidad de mujeres que acuden a sus salones para vender su cabello, buscando obtener algo de dinero para comprar alimentos y productos básicos.

Según testimonios recogidos por estilistas del centro paceño, muchas mujeres —principalmente madres jóvenes— han optado por cortar y vender su cabello como una medida desesperada ante el alza de precios en productos esenciales como el aceite, la leche y los pañales. “Vienen con sus hijos en brazos, algunas llorando, porque ya no tienen otra opción”, relató una trabajadora de un salón de belleza.
El cabello natural, especialmente si es largo y bien cuidado, puede venderse por montos que oscilan entre 50 y 150 bolivianos, dependiendo de su calidad. Aunque no representa una solución a largo plazo, para muchas mujeres significa una comida más en la mesa o un paquete de pañales para sus hijos.
La situación refleja el impacto directo de la inflación en los hogares bolivianos. Comerciantes y consumidores coinciden en que los precios de los alimentos han subido de forma sostenida en los últimos meses, mientras los ingresos se mantienen estancados o incluso han disminuido.
“Antes venían a cortarse el cabello por estética, ahora lo hacen por necesidad”, comentó otra estilista. Algunas mujeres incluso han regresado varias veces, esperando que su cabello crezca lo suficiente para volver a venderlo.